viernes, diciembre 15, 2006

PERSPECTIVAS , EL VIAJE DE ESTUDIOS

PERSPECTIVAS

Viaje de estudios



Démosle el beneficio de la duda para que su viaje de estudio sea provechoso.
¿Qué dirían ustedes si un ministro de Hacienda de cualquier país tercermundista se va de viaje de estudios a Dinamarca? Si son benevolentes, tal vez dirían que es un poco curioso, que los ciudadanos les pagan a los gobiernos más bien para actuar.
Pero bueno, estamos en la era de la globalización y de los intercambios universales de ideas.
¿Qué dirían ustedes si el ministro de Hacienda de marras pertenece a un Gobierno de centroizquierda y decide visitar un país de tradición socialdemócrata, de alto gasto público y beneficios sociales, pero que es gobernado desde 2001 (¿algo huele mal en Dinamarca?) por Anders Fogh Rasmussen, del Partido Liberal, en coalición con el Partido Conservador y con el apoyo del Partido Populista de extrema derecha, y que desarrolla una política contraria a la socialdemócrata (apoyó con soldados a Bush en Irak, disminución de impuestos y caída draconiana de la inmigración)?
Probablemente, se preguntarán si acaso no se equivocó de campo político.
Es cierto que tomó el avión después de hablarle a una reunión ritual de empresarios en la que los ministros de Hacienda chilenos se esmeran por decir cosas gratas a sus oídos.
En este caso, a Dinamarca a aprender de flexibilidad laboral.
Se trata de un ministro chileno de una coalición de centroizquierda que bien podría aprender de flexibilidad laboral en Chile, país en el que sólo una ínfima proporción de los contratos son permanentes y por tanto sujetos a indemnización, en el que reina una amplia desprotección laboral para la gran mayoría de los trabajadores.
En la ecuación de la “flex-seguridad”, los trabajadores chilenos necesitan urgentemente más seguridad en sus empleos y en sus vidas.
Se trata de un ministro chileno de Hacienda que necesita urgentemente proveernos de una visión frente a los problemas que se nos presentan, como por ejemplo que frente a la mayor prosperidad en materia de ingresos externos que haya conocido Chile por décadas tengamos un crecimiento inferior al promedio mundial, o mucho más bajo que el de Argentina, o Perú, para no ir tan lejos.Bien.
Pero confiemos en el buen criterio de Andrés Velasco.
Démosle el beneficio de la duda para que su viaje de estudio de las políticas de un Gobierno de derecha sea provechoso para todos, quien sabe (aunque ¿qué tal un pequeño desvío por Finlandia y Noruega, que están cerca y no tienen gobiernos de derecha, sino coaliciones de centroizquierda, como acá, y hacen cosas muy interesantes en tecnología sin desmontar sus sistemas sociales?).

Pero hay algo en lo que debemos ser definitivamente intransigentes: dejar en alto a la poesía chilena, lo único que en realidad nos distingue en el mundo (esto de los ex dictadores longevos, por ejemplo, o exportar peras y manzanas, no son una gran novedad en América Latina).

¿Qué tiene que ver la poesía dirán ustedes? Desde Dinamarca el ministro de Hacienda ha enviado una columna a un diario, citando a Nicanor Parra: “los cuatro puntos cardinales son tres, el sur y el norte”, para decirnos que la gran tarea de Chile sería invertir (de más está decirle al ministro que, más allá del poeta, los puntos cardinales son cuatro y que los países tienen tareas variadas, pero qué le vamos a hacer: es pega de los ministros de Hacienda).
El problema es que es un verso de Vicente Huidobro, en “Altazor”. Sabemos que nuestro Parra se merece el Nobel, incuestionablemente, pero no escribió lo que sirve de exordio para la flexibilidad que se va a buscar tan lejos. Que no sepan los daneses.
Y que ¡viva Huidobro!, poeta rebelde que escribía en 1925:

“¡Pobre país; hermosa rapiña para los fuertes!”.